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AIKIDŌ I. Iniciación al camino de la cultura de la paz. Cultura y tradición marcial japonesa (curso práctico-teórico)
16 octubre, 2024 @ 8:00 am - 5:00 pm
15/10/2024 al 18/03/2025
Lugar celebración
Sesiones prácticas: Sala de Artes Marciales, Centro de Actividades Deportivas, Paseo Profesor Juan Ossorio, s/n (Campus de Fuentenueva), Granada.
Sesiones teóricas: Facultad de Ciencias. Avda. de Fuentenueva, s/n, Granada
Coorganiza
Centro de Actividades Deportivas de la UGR
Dirección
Nobuo Ignacio López Sako, Profesor Contratado Doctor del Departamento de Lingüística General y Teoría de la Literatura (lengua y cultura japonesas), Facultad de Filosofía y Letras de la UGR
Coordinación
José Jesús García Aragón, Shihan (Maestro), 7º Dan de Aikidō, MENE (RFEJyDA).
Kyoko Ito, Profesora Contratada Doctora del Departamento de Lingüística General y Teoría de la Literatura (lengua y cultura japonesas), Facultad de Filosofía y Letras de la UGR
Aproximación al conocimiento de la cultura tradicional japonesa a través de un arte marcial, el AIKIDÔ, con un método de aprendizaje práctico y el enfoque filosófico de la no-violencia
En el pasado los japoneses solían aprender los valores de las tradiciones venerables, como respeto, valor, confianza, fidelidad, integridad, lealtad, determinación, justicia, honor, sinceridad, etc. Valores inspirados en distintas corrientes filosófico-religiosas orientales más importantes: sintoísmo, budismo, taoísmo, confucianismo. Desde hace muchos siglos, estos valores se desarrollaron especialmente en el Bushidō, código ético de la clase guerrera nipona, los famosos samuráis, trasladado posteriormente al Budō (artes marciales). El pueblo japonés adoptó muchos de sus principios aplicándolos a la sociedad en general, convirtiéndose poco a poco en sedimento de su cultura tradicional: el ‘espíritu samurái’.
Desde la Era Meiji, final del siglo XIX, y más en concreto después de la II Guerra Mundial, gran parte de la cultura tradicional japonesa se fue abandonando y Japón entró en la carrera del desarrollo para convertirse en una gran potencia económica mundial. En ese proceso se ha perdido parte de ese espíritu tradicional. Sin embargo, ciertas familias -herederas de antiguos clanes- y algunas personas individuales mantuvieron en secreto la transmisión de la tradición de este espíritu y de las técnicas marciales de generación en generación.
Morihei Ueshiba, el fundador del aikidō, tuvo la visión de crear un nuevo arte marcial, que, siendo auténtico budō, trascendía lo violento del combate para convertirse en instrumento de paz. El aikidō aglutina la doble vía de la corriente marcial japonesa, la vía de las armas y la de la flexibilidad o mano vacía. Inspirado en parte en el uso de la espada, éste se sublima y se actúa solo con mano vacía. El aikidō es un exponente sintetizador de las distintas corrientes marciales japonesas (budō). Es a la vez clásico, por las raíces medievales japonesas, e innovador, por su adaptación al hombre actual de los siglos XX y XXI. Es una verdadera manifestación de la cultura tradicional marcial japonesa.
El aikidō ofrece un punto de vista de autodefensa puro, es un método de no-resistencia, una herramienta ideal para desarrollar la no-violencia y el fomento de cultura de paz. Elementos a su vez de valor universal, de ahí su difusión tan extendida por todo el mundo fuera de Japón. Sin embargo, a mayoría de los otros budō ha ido cediendo esencia para convertirse en deportes, meramente en actividad física con técnicas marciales, denominándose, deportes de combate. El aikidō mantiene aún la conexión con la tradición, teniendo prohibida la competición, prohibida por el fundador.
El aikidō desarrolla un conocimiento práctico del auto-control en los niveles físico, psíquico-mental, ético y estético. La competición en el aikidō se produce a nivel individual, es intrapersonal, la autosuperación con una mejora continua. El aspecto ético -defenderse sin causar daño al agresor- es lo que confiere al aikidō su singularidad.
El aikidō se convierte, además, en una extraordinaria herramienta de conocimiento de la cultura tradicional japonesa -y de parte de Asia continental, por las corrientes provenientes de otros países. En la formación oriental del ser humano se tienen en cuenta los diversos niveles del ser humano como una unidad; es una formación integral. Al igual que el yoga y el ta’i chi, el budô en Japón tiene como foco central es el conocimiento, desarrollo y control del ki (energía vital) –chi en chino, prana en la India- (el pneuma del mundo griego). Los tres ejemplos anteriores se centran en el estudio y dominio de la respiración, la relajación y la concentración, y, en el caso del aikidō, más centrado en la conexión con el ki, la fuerza vital. En el desarrollo de las técnicas se fortalece paulatinamente este control y dominio.
El principio metodológico oriental que se usa en el aprendizaje de estas artes es eminentemente práctico: ‘si no se practica, no se conoce’. Se atribuye a Confucio lo siguiente: “Me lo dijeron y lo olvidé. Lo vi y lo entendí. Lo hice y lo aprendí.” Gandhi incluso afirma que la «la paz debe ser practicada.” Aprendizaje distinto, al tiempo que metodología complementaria, a la occidental. No se sigue la vía racional, donde todo se analiza, se disecciona, se separa para su estudio. Es un acceso al conocimiento donde predomina la percepción, las sensaciones, la intuición, con visión holística. Se trata de un principio metodológico ‘know-how’, no el que abunda más ‘know about’.
Muchos autores afirman que el budô (con su código Bushidô) define y expresa como imagen y como contenido la imagen más auténtica del pueblo japonés. Tradición que viene impregnando, desde hace casi mil, años las características y hábitos de la sociedad y de la civilización japonesa. “El aikidô, creo, expresa la forma más alta de arte marcial-estético-espiritual que la cultura tradicional japonesa ha producido,” afirmó el segundo Dōshu de aikidō Kisshomaru Ueshiba.